Bicentenario en Villanueva de Gállego


Ayuntamiento de Villanueva hacia 1927 (Familia Ortega-Lisón)
Se acaba una celebración y llega otra, seguramente ésta pasará inadvertida y no ocurrirá nada de extraordinario, pero eso no será óbice para que se conmemore el 200 aniversario del día en que Villanueva de Gállego se constituyó como Ayuntamiento propio. Tradicionalmente se dice que Villanueva se convirtió en Municipio gracias a la Constitución de 1812, cosa que es aproximada, pero no del todo correcta. De igual forma se dice que, antes de ese año, el pueblo era barrio de Zaragoza.
Durante el Antiguo Régimen había tres tipos de jurisdicción; Real, Nobiliaria y Eclesiástica (dependiendo siempre de quién era el Señor feudal, si El Rey, un noble o una institución religiosa). Villanueva pertenecía a la Jurisdicción Real, ya que se encontraba bajo el Señorío de la Ciudad de Zaragoza, al igual que otras poblaciones del entono como Leciñena o Zuera, gracias a la distribución del territorio “Cesaraugustano” que llevó a cabo Ramón Berenguer IV en el siglo XII. Esto se traducía en que los cargos concejiles y de Justicia los nombraba el Corregidor del Partido, en nombre del Ayuntamiento de Zaragoza, que era el “Señor de Villanueva”. Pero, aparte de los derechos y obligaciones que poseía por integrar el Señorío, también poseía ciertos derechos sobre todo en montes comunales, de ahí los continuos enfrentamientos habidos con la Casa de Ganaderos a través de los siglos (en definitiva no lo podemos entender como barrio en el sentido actual de la palabra, pues esos conflictos por ejemplo, hoy serían impensables o algunos semejantes).

Dibujo de Fidentino Longas que representa el antiguo edificio del Ayuntamiento, a la derecha de la imagen y representado con un arco, el mas primitivo caserón que hacía las veces de Casa Consistorial
 
 
 
 
Durante la ocupación francesa entre 1809 y 1813, Villanueva se desvincula de Zaragoza, sobre todo tras la división que lleva a cabo Napoleón, separando la región aragonesa al norte del Ebro, de la jurisdicción de su hermano José I, pasando a depender directamente del poder del Emperador a través del Mariscal Suchet (Gobernador General). De esa época se conservan en el Ayuntamiento documentos de atestiguan este cambio político. Por ejemplo una Orden del Mariscal de Francia «Sobre que se encarguen los pueblos de los Bienes Nacionales, según decreto de 22 de octubre de 1810, fecha 25 de abril, recibida en 2 de mayo de 1811». Una nota sobre «Sueldo de los comisarios y corregidores principales». Varias capitulaciones sobre oficios públicos como contratación de Médico, Tendero, Hornero, Carnicero, etc. Se conserva también, el nombramiento en 31 de marzo de 1811, de Tomás Baldovinos como «exerciente de jurisdicción».

En abril de 1812 el Comisario del Gobierno, Mariano Domínguez, ordena se confeccione una lista con los  “pudientes” del pueblo con la cual se elegirá al Regidor 1º, al Corregidor y resto de regidores. Con fecha 7 de enero de 1813 se celebró «en las casas del ayuntamiento del mismo el concejo abierto mandado por el Sr. Corregidor principal de Zaragoza y por bando que mando publicar el Sr. Corregidor municipal Mariano Lande. Al mismo asistieron hasta el número de veinte y cuatro personas a quienes propuso dicho Sr. Lande eran convocados para que eligiesen dos vocales a personas idóneas y de arraigo»

Pero siempre nos llega como versión definitiva de la historia, la de los vencedores y a Villanueva quien le dio definitiva carta de soberanía fue la Legislación de las Cortes de Cádiz sobre Desamortización de señoríos publicada en 6 de agosto de 1811, ley presentada y defendida por el diputado aragonés Juan Polo y Catalina, muy vinculado a la localidad por su familia poseedores, de las Fábricas del Comercio (De ahí la leyenda que dice que Villanueva es pueblo gracias a la labor de un Diputado de esas Cortes, que se empeñó en que así fuera y que incluso poco antes de morir llegó a expresar este deseo, Juan Polo falleció durante el asedio de Cádiz por la peste).
Foto: Guardias municipales hacia 1935 (Angelínes Guillén Artal)

Así las cosas y recién  liberada la población de la presencia francesa un mes antes, el 15 de agosto de 1813 «Para dar cumplimiento a lo que se manda en la Constitución de España, el Sr. Alcalde Joaquín Sancho, mandó que se convocara el pueblo en las casas de Ayuntamiento mediante bando, que a este efecto publicó Calixta Salinas, ministro corredor, y habiendo concurrido la mayor parte, se leyó dicha Constitución y en su vista, se eligieron y nombraron para electores a los nueve que prevenía la misma Constitución, para que estos nombrasen nuevo Ayuntamiento y en  su virtud fueron electos a pluralidad de votos los siguientes»:
Juan Oñate
Vicente Martín
Joaquín Aguirán
Bernabé Monforte
Manuel Blasco
Carlos Morana
Ramón de Pueyo
Tomás Baldovinos
Joaquín Martes
Lo que certificó el entonces Secretario: Felipe Orobia.

En el día inmediato posterior, 16 de agosto de 1813, y en las mismas Casas de Ayuntamiento se congregaron los nueve electores presididos el Alcalde y, «dieron principio al nombramiento del nuevo Ayuntamiento, a pluridad de votos quedaron nombrados a saber:
Para Alcalde: Joaquín Aguirán
Para regidores: Miguel Martín y Pedro Casañal
Para Síndico: Juan Josef Sancho

Todos inmediatamente prestaron el juramento de observar, guardar y cumplir todas las leyes que les correspondan de la nueva Constitución de la España».
Para concluir, el día 17 de agosto «de dicho mes y año, se leyó la Constitución en la Yglesia parroquial, se cantó la misa y Tedeum con la solemnidad que corresponde, bajo el repique de las campanas». A la vista de la cantidad de días para celebrarlo, no sería de extrañar que aún se soltara alguna vaquilla y se hiciera algún baile para festejarlo o al menos entretener a la tropa que se encontraba en el pueblo.

Fotografía: Actual Corporación municipal
 
Cuando llegó Fernando VII abolió todos los decretos de Cádiz, incluida la Constitución, pero dejó unidas todas las jurisdicciones bajo el amparo real, con lo cual, de alguna manera benefició a que Villanueva iniciara su camino para consolidarse como el municipio que hoy es, aunque le costara 100 años desligarse de las ataduras feudales, hasta que en 1917 una Sentencia del Supremo reconoció los derechos del pueblo sobre el monte de la Sarda, gracias al apoyo del abogado madrileño Juan Gómez Acebo, agradecido el Ayuntamiento a su labor le dedicó el nombre de la calle del Paso.

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